Olegario Salas en la serie Menem: cuánto hay de ficción y cuánto de realidad
Una figura clave del menemismo televisivo genera debate. Olegario Salas, el fotógrafo interpretado por Juan Minujín en la serie Menem, es uno de los personajes más enigmáticos de la producción de Prime Video.
En la serie que recorre la vida política de Carlos Menem, el personaje de Olegario ocupa un rol central: es el fotógrafo personal del entonces presidente y, a la vez, un observador privilegiado de los pasillos del poder. La producción, que se puede seguir desde este especial sobre series, pone el foco en los vínculos y las tramas humanas detrás del poder político.
Aunque Olegario Salas no existió como tal, está claramente inspirado en figuras reales como Víctor Hugo Bugge, el mítico fotógrafo de la Casa Rosada. Bugge fue el encargado de registrar los momentos más simbólicos del poder argentino desde 1978 hasta 2024. Pero a diferencia de Salas, Bugge mantuvo siempre un perfil profesional, sobrio y distante del juego político.
Serie argentina "Menem" por Prime Video
En la ficción, Olegario es un riojano tímido, casi accidentalmente cercano al poder, que comienza su recorrido como fotógrafo local y termina convertido en un engranaje clave del aparato menemista. Su mirada se convierte en la lente del espectador: no solo retrata, sino que cuestiona, admira y se transforma.
La serie de Menem, dirigida por Ariel Winograd, no busca reproducir personajes reales con exactitud, sino construir símbolos que representen las atmósferas de la época. En ese contexto, Olegario encarna al argentino de a pie, al testigo silencioso que se vio arrastrado por el vértigo de los 90.
El fotógrafo de Carlos Menem
Víctor Bugge, aunque nunca fue parte de escándalos ni del círculo íntimo presidencial, fotografió a todos los mandatarios, desde Videla hasta Alberto Fernández. Su trabajo se mantuvo siempre dentro de los marcos de la fotografía institucional. Sin embargo, su figura dejó una huella que resuena fuertemente en Olegario Salas, aunque esta se ficcionaliza para aportar dramatismo y tensión narrativa.
En entrevistas, Juan Minujín reconoció que construyó a Olegario "desde el silencio, desde la contradicción". Su personaje evoluciona emocionalmente, pasando de la admiración al desconcierto frente al poder que observa tan de cerca.
La elección de que Olegario sea una figura ficticia permite a los guionistas explorar libremente los conflictos personales que atraviesan a los trabajadores del poder. Así, su historia familiar, sus dilemas éticos y su involucramiento afectivo agregan una capa emocional al retrato del menemismo.