Olympo, final explicado de la serie de Netflix
Esta producción española toca varios temas que cautivaron al público.
El final de Olympo, la nueva serie española de Netflix, dejó a muchos sin aliento. En el último capítulo, Amaia (Clara Galle) parece dejar atrás sus convicciones y aceptar la misteriosa ayuda de la empresa que da nombre a la ficción. Junto a Nuria, logra romper el récord de las rusas en natación sincronizada, pero se desmaya y cae al agua, dejando su destino en el aire. ¿Está viva? ¿Fue una sobredosis? ¿Una secuela del dopaje?
Cierre para todos los gustos
Mientras tanto, Zoe se enfrenta a su propia batalla moral. Luego de ver las consecuencias de las inyecciones en Roque y Cristian, se niega a ser parte del sistema corrupto de Olympo. Aun así, no logra exponerlos: la grabación que los incriminaba fue destruida y la presión de sus padres la empuja a aceptar el contrato. ¿Realmente se rindió o está jugando a dos puntas?
La aparición repentina de Nuria en plena forma también genera sospechas. Su regreso triunfal al CAR deja en claro que los atletas que "vuelven de Olympo" lo hacen mejorados, pero desconectados de su esencia. El caso de Roque, que casi muere tras un enfrentamiento, refuerza esta idea. Olympo no es solo una marca, es un sistema que premia la sumisión.
La serie cierra con una Amaia rota emocionalmente, sin aliados, sin respuestas, y atrapada en un sistema que prometía hacerla brillar. Lo inquietante es que lo logra, pero a un costo altísimo. La ambigüedad del desenlace -ese plano final con ella inconsciente en la piscina- deja al espectador con más preguntas que certezas.
¿Qué nos quiere decir Olympo?
La serie apunta a algo más profundo que el simple drama juvenil: denuncia la cultura de la perfección, la presión del éxito y la facilidad con la que se puede manipular a jóvenes vulnerables. Olympo no es solo una empresa ficticia: es una metáfora del sistema.