¿Por qué se cree que una nave extraterrestre visitó el Sistema Solar?
Científicos de todo el planeta piensan que un objeto extraño puede ser tecnología alienígena.
El 1 de julio de 2025, un telescopio del proyecto ATLAS en Chile detectó un objeto que no pertenece al Sistema Solar. Bautizado como 3I/ATLAS, se convirtió en el tercer visitante interestelar de la historia moderna. Pero su paso por el espacio desató algo más que entusiasmo científico: un debate global sobre si estamos ante un cometa... o ante una nave enviada desde otra civilización.
Las dudas ante 3l/ATLAS
Desde su descubrimiento, 3I/ATLAS mostró comportamientos que desconcertaron a los astrónomos. En lugar de una cola tradicional, desarrolló una "anti-cola" dirigida hacia el Sol, un fenómeno inverso al de cualquier cometa conocido. Esa rareza fue suficiente para que el astrofísico de Harvard Avi Loeb lanzara una hipótesis audaz: el objeto estaría desacelerando de forma controlada, como si aplicara un "empuje de frenado". Para Loeb, este podría ser un evento tipo "cisne negro" en la historia de la astronomía.
Loeb no es nuevo en el terreno de las ideas provocadoras. En 2019 ya había sugerido que el primer objeto interestelar detectado, ‘Oumuamua, era una sonda artificial enviada por una inteligencia no humana.
Ahora, con 3I/ATLAS, refuerza su postura: su composición química y su actividad a grandes distancias del Sol serían indicios de que no estamos ante un cuerpo natural.
Los análisis también revelaron una polarización de luz extrema, variaciones de color inusuales y un brillo cambiante a medida que se aproxima al Sol. A eso se suma una trayectoria hiperbólica perfectamente alineada con el plano de la eclíptica, algo que, según Loeb, facilitaría la llegada de una nave al entorno terrestre "con relativa impunidad". Para el científico, ese patrón orbital no sería casualidad, sino un diseño calculado.
¿Qué dice la NASA?
La NASA, sin embargo, mantiene la cautela. El organismo asegura que 3I/ATLAS no representa peligro alguno para la Tierra y lo considera una "cápsula del tiempo" de unos 10.000 millones de años, más antigua que el propio Sistema Solar. Pero incluso entre los astrónomos más escépticos, hay consenso en que el objeto rompe moldes: su tamaño de unos 20 kilómetros y su comportamiento energético siguen sin explicación convincente.
Mientras tanto, el fenómeno crece fuera del ámbito científico. En las últimas semanas, el nombre del cometa se disparó en las búsquedas de Google y en foros de astronomía amateur se multiplican los debates sobre su origen. Lo cierto es que 3I/ATLAS nos obliga a mirar el cielo intentando dilucidar si hay alguien más afuera.

