Qué pasa con Lynette en el final de "La noche siempre llega"
Desenlace explicado de la película que cautivó al público.
Desde su estreno, La noche siempre llega generó debates sobre el destino de Lynette, su protagonista. El film no entrega un cierre clásico, sino que deja abierto el futuro de la joven que pasó una noche marcada por la violencia, la humillación y las decisiones extremas. Lo que parecía ser solo una misión por salvar su casa terminó siendo un viaje emocional donde lo material queda en segundo plano.
El quiebre definitivo con su madre
En los últimos minutos, Lynette descubre que todo su sacrificio fue en vano. Su madre confiesa que había gastado el dinero en un coche, saboteando así la posibilidad de comprar la casa. La confesión funciona como un golpe final: no solo pierde la vivienda, también entiende que la relación con su madre está atravesada por la traición y la culpa. Esa revelación es el verdadero punto de no retorno para la protagonista.
El final la muestra tomando una decisión distinta: irse. Después de haber enfrentado abusos, riesgos y violencias sin obtener nada a cambio, Lynette elige soltar el peso de su familia. Deja dinero a su madre y a Gloria, pero no como un gesto de sumisión, sino de despedida. Es la manera de cerrar un ciclo de dolor y asumir que la única salida es salvarse a sí misma.
Lo poderoso del desenlace es que no se centra en la casa, sino en la transformación de Lynette. La película deja en claro que el precio que pagó no se mide en dólares, sino en la carga emocional que la marcó para siempre. Ella ya no es la misma mujer que comenzó esa noche; está devastada, pero también consciente de que su vida puede tener un rumbo distinto.
El director Benjamin Caron entrega un cierre abierto. No sabemos si Lynette logrará recomponerse o si el pasado seguirá persiguiéndola, pero sí queda una certeza: sobrevivió. Y en una historia donde todo parecía perdido, esa elección final de caminar sola es, quizás, la mayor forma de resistencia que podía tener.