¿Qué se sabe del objeto interestelar que ingresó en el Sistema Solar?
Días atrás un objeto irrumpió en el sistema solar con una verdad oculta intrigante.
Se acaba de sumar un nuevo protagonista a la corta lista de visitantes interestelares a nuestro Sistema Solar. Se trata de 3I/ATLAS, detectado el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Hawái. A primera vista impresiona: con un tamaño estimado de 10 a 20 kilómetros, probablemente es el más grande de los tres "mensajeros de fuera" que hemos visto hasta ahora.
Las particularidades de 3I/ATLAS
Su apariencia, con una tenue cola, sugiere que podría tratarse de un cometa, pero su origen y recorrido son lo que realmente lo convierten en un enigma . Su trayectoria es hiperbólica: llega, atraviesa y se va, sin quedar atrapado por la gravedad del Sol como el resto de los integrantes del Sistema Solar.
Viaja a una asombrosa velocidad de 60km/s (unos 245.000km/h), cifra que lo sitúa en otra liga comparada con cualquier asteroide o cometa habitual del sistema solar. Todo esto refuerza la evidencia de que no pertenece a nuestro sistema sino que viene de mucho más allá.
Interstellar visitor confirmed. #A11pl3Z is now known as 3I/ATLAS. It is only the third confirmed object from beyond our solar system. pic.twitter.com/jLsRRXUZPG
— Tony Dunn (@tony873004) July 2, 2025
Las similitudes con Oumuamua
No es la primera vez que ocurre: marzo de 2017 nos presentó a Oumuamua, aquel intrigante cuerpo alargado, sin cola y con aceleraciones inexplicables. En diciembre de 2019 llegó el cometa 2I/Borisov, cubierto de hielo y con una apariencia más tradicional.
El caso de 3I/ATLAS, con sus rasgos intermedios, invita a compararlos: como Oumuamua, su trayectoria no responde solo a la gravedad; como Borisov, parece presentar actividad cometaria. Cada uno aporta una pieza diferente al rompecabezas interestelar.
Una de las claves más emocionantes es que podrá acercarse a apenas 250 millones de kilómetros de la Tierra en diciembre, cuando cruce la órbita terrestre. Lejos como para que nos preocupe, pero lo suficiente como para permitirle a la ciencia obtener datos valiosos: composición, velocidad, posible desgasificación, trazas de polvo.
En comparación con Oumuamua, que se distanció tan rápido que desapareción sin dejar huella, 3I/ATLAS ofrece una temporada más larga de observación, especialmente cuando alcance su perihelio en octubre. Desde ahí en adelante, su tenue corona y cola prometen revelar secretos de su estructura y origen para conocer qué hay más allá.