La serie El Eternauta, estrenada recientemente en Netflix, ha revitalizado el interés por la emblemática historieta argentina de 1957. Más allá de su narrativa postapocalíptica, la serie introduce a los espectadores en un universo poblado por criaturas enigmáticas y aterradoras, entre las que destacan los "cascarudos". Estas entidades no solo representan una amenaza física, sino que también simbolizan formas de control y sometimiento.

¿Qué son los cascarudos?

En el universo de El Eternauta, los cascarudos son criaturas alienígenas similares a escarabajos gigantes, con un caparazón grueso que les proporciona una resistencia formidable. Estas bestias avanzan con una fuerza imparable y son difíciles de destruir, sembrando el terror entre los sobrevivientes de la nevada mortal que asola Buenos Aires. Sin embargo, su apariencia monstruosa oculta una verdad más inquietante: los cascarudos no actúan por voluntad propia, sino que están controlados a distancia mediante dispositivos llamados "teledirectores" implantados en sus cuerpos. Esta revelación sugiere que son peones en un juego más grande, utilizados por una inteligencia superior para ejecutar sus planes de invasión y dominación.

¿Quién controla a los cascarudos?

La cadena de control en El Eternauta es compleja y escalofriante. Los cascarudos son dirigidos por los "Manos", seres humanoides con múltiples dedos que, a su vez, están sometidos a los "Ellos", una entidad aún más poderosa y desconocida. Los Manos son forzados a obedecer mediante una "glándula del terror" que los envenena si sienten miedo, lo que los convierte en esclavos de los Ellos. Esta jerarquía de control refleja una estructura de opresión donde cada nivel está sometido al siguiente, eliminando cualquier atisbo de libre albedrío.

La representación de los cascarudos y su cadena de mando en El Eternauta no solo sirve para crear una atmósfera de suspense y horror, sino que también actúa como una metáfora de las estructuras de poder y control en la sociedad. La serie, al igual que la historieta original, invita a reflexionar sobre la pérdida de autonomía y la manipulación de las masas por fuerzas que operan desde las sombras. En este sentido, los cascarudos no son solo monstruos de ficción, sino símbolos de las amenazas reales que enfrentan las sociedades cuando el poder se concentra y se ejerce sin escrúpulos.