Desde que se estrenó el primer episodio de AMIA, la serie, miles de argentinos comenzaron a buscar información sobre los personajes. Algunos están claramente identificados con nombres reales, como jueces, periodistas o agentes vinculados al caso. Pero hay otros que generan mayor incertidumbre, como es el caso de Bruno Galiatri.

Este personaje aparece vinculado a la SIDE, el servicio de inteligencia argentino, y cumple un papel clave en el entramado de espionaje que rodea a los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel. Su figura representa una pieza silenciosa pero activa dentro del relato, y por eso muchos se preguntan si su historia está basada en hechos verídicos o si se trata de una creación puramente ficcional.

Bruno, interpretado con intensidad por Alfonso Tort, tiene escenas con otros personajes como Diego (el agente del Mossad) y Gisela (la periodista). A lo largo del primer capítulo, su figura gana presencia como un operador desde las sombras, lo que aumenta el interés por saber si existió realmente.

¿Existió Bruno de la serie AMIA?

La respuesta es que Bruno Galiatri no existió como figura pública ni hay registros de un agente con ese nombre involucrado en los atentados. El personaje es una creación ficcional, construida para mostrar el funcionamiento interno de la SIDE y representar ciertos aspectos del poder político y la inteligencia de los años noventa.

La serie no lo presenta como alguien "inspirado en", ni hay declaraciones del equipo de guionistas que lo vinculen a alguna figura específica. Su historia no responde a un archivo judicial, periodístico ni testimonial. Sin embargo, eso no le quita relevancia: funciona como un símbolo de una estructura real, y es ahí donde gana fuerza su papel.

Alfonso Tort en la serie AMIA por Telefe

El actor uruguayo Alfonso Tort ya ha interpretado personajes oscuros, ambiguos o ligados al poder. Su elección para este papel suma realismo y tensión a cada escena. En entrevistas anteriores, Tort ha explicado que le interesa indagar en figuras complejas, que operan desde lo marginal, pero que son decisivas para el desarrollo de los hechos.

Aunque Bruno no sea un personaje histórico, su construcción se basa en una investigación profunda sobre cómo operaban los servicios de inteligencia en esa etapa. De este modo, la ficción logra un equilibrio entre lo inventado y lo creíble, lo que confunde -intencionalmente- al espectador.

Los creadores de la serie decidieron incluir personajes de ficción para llenar vacíos narrativos o representar estructuras que, aunque reales, no siempre tienen nombres ni rostros definidos. Bruno representa ese costado del Estado que no siempre aparece en los titulares, pero que opera con lógica propia, muchas veces en la sombra.

En síntesis: no existió un Bruno Galiatri, pero sí existieron -y existen- personas como él. Y ahí es donde la ficción se conecta con la verdad.