¿Quién es realmente Cheol de El Juego del Calamar?
En medio del caos de la tercera temporada, la historia de Cheol aporta el gesto más silencioso y conmovedor de toda la serie. Una noción directa a la primera temporada.
El Juego del Calamar regresó con una entrega que no decepcionó: más tensión, más crítica social y nuevos personajes que aportan giros emotivos al relato. Entre tanto caos, uno de los momentos que más tocó al público fue la aparición silenciosa, pero profundamente significativa, de Cheol. En un final marcado por las pérdidas, su historia ofrece un raro y valioso destello de esperanza.
¿Quién es Cheol y por qué es tan importante?
Cheol es el hermano pequeño de Sae-byeok, la jugadora norcoreana que emocionó a todos en la primera temporada. Aunque durante mucho tiempo su paradero fue un misterio, su figura funcionaba como una herida abierta en el corazón de los fans. En esta tercera entrega, por fin lo volvemos a ver: un niño que ha pasado por todo y que, sin entender del todo lo que ocurre, representa el deseo que su hermana no logró cumplir en vida.
¿Qué revela su escena final?
En una escena que ocurre casi sin palabras, Cheol se reencuentra con su madre biológica en un aeropuerto. A su lado está la madre de Sang-woo, quien lo cuidó desde que Gi-hun -el protagonista original- tomó la decisión de buscarle un futuro mejor. Este momento, breve pero potente, le da sentido al sacrificio de Sae-byeok y a los gestos solidarios que sobreviven en un mundo marcado por la brutalidad.
El personaje, aunque tiene poco tiempo en pantalla, funciona como un símbolo: es lo que queda cuando todo lo demás se derrumba. En medio de muertes, traiciones y luchas por sobrevivir, ver a Cheol abrazar a su madre sin poder siquiera articular palabra es un cierre emocional que deja una huella más duradera que cualquier giro de guion.
El Juego del Calamar 3 es tan despiadada como siempre, pero no deja de lado su costado más humano. Cheol, ese niño casi olvidado, representa lo que la serie aún quiere salvar: la posibilidad de redención, la memoria de quienes ya no están y el poder de los vínculos que se reconstruyen cuando parece que todo está perdido.