Rubino vs. Silverman: ¿quién tuvo más influencia sobre el poder de Menem?
Ambos personajes de la serie Menem son ficticios, pero están inspirados en figuras clave del menemismo. La ficción sugiere que Silverman y Ayala fueron más determinantes que Rubino en la toma de decisiones.
Tras el éxito del estreno de la serie Menem en Prime Video, muchas miradas se enfocaron en dos personajes clave del círculo íntimo del expresidente: Horacio Rubino y Ariel Silverman. Si bien ambos son creaciones ficticias, representan arquetipos reales del poder en los años 90. La serie no solo los enfrenta simbólicamente, sino que propone un juego narrativo sobre quién controlaba verdaderamente la agenda de Menem.
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En la ficción, Rubino (interpretado por Diego Pérez) se muestra como un operador tradicional, cercano pero limitado. Tiene cintura política y presencia, pero no parece mover los hilos en los momentos más tensos. Silverman, en cambio, encarnado por Guillermo Arengo, es el hombre que susurra al oído del presidente, el que anticipa crisis, impone condiciones y, sobre todo, pone en duda la moral de sus aliados.
Silverman es la sombra del poder. A lo largo de la serie, se lo ve tomar decisiones clave, frenar operaciones, presionar a ministros y hasta marcarle límites al propio Menem. Aunque no tiene cargo oficial, es una presencia constante, una figura estratégica. Según los propios creadores, representa un tipo de operador que existió: entre Carlos Corach, Alberto Kohan y otros funcionarios que actuaban sin foto, sin firma, pero con peso.
En cambio, Rubino es el operador visible. Representa al "todoterreno" del menemismo, al que ejecuta órdenes sin hacer preguntas. Está en las reuniones, habla con la prensa, negocia con sindicalistas, pero no parece influir realmente en la voluntad del presidente. Su personaje funciona más como una síntesis de la maquinaria política peronista, leal pero prescindible.
El actor Marco Antonio Caponi, que interpreta a Gerónimo Ayala, otro peso pesado del entorno presidencial, confirmó que tanto Silverman como Ayala son los verdaderos núcleos de poder detrás de Menem. Incluso, en una entrevista reciente, dijo: "Rubino está para ejecutar, Silverman está para decidir".
Un detalle que refuerza esta lectura es la trama personal de Silverman. La pérdida de su sobrina en el atentado a la AMIA -escena ficticia pero poderosa- humaniza al personaje y lo transforma en una brújula ética. No solo asesora, también cuestiona el rumbo del poder. Es el único que, en voz baja, se atreve a decirle "no" al presidente.
Por otro lado, Rubino representa otra lógica: la del hombre sin conflicto interno, el que vive y sobrevive en la rosca sin mayores dilemas. Esa diferencia convierte a Silverman en un personaje más complejo, ambiguo y trascendente.
En definitiva, aunque ambos operan en la intimidad del poder, la serie Menem deja claro que Silverman tiene mayor ascendencia política sobre Menem. Su influencia es más sutil pero más profunda. Rubino, en cambio, es el engranaje necesario, pero no el motor.
Segunda temporada de Menem por Prime Video
¿Habrá revancha en una segunda temporada? Si Prime Video continúa con la saga, habrá que ver si Rubino cobra protagonismo o si Silverman sigue marcando el paso desde las sombras. Porque en el poder -como en la ficción- los silencios dicen más que los discursos.