Serie Día Cero: ¿quién estuvo detras del ataque de ciberseguridad?

En la nueva serie de Netflix, Día Cero, un devastador ciberataque obliga al ex presidente George Mullen, interpretado por Robert De Niro, a salir de su retiro. Mullen se adentra en una investigación llena de desinformación y alucinaciones, tratando de descubrir la verdad detrás del ataque que sacudió a Estados Unidos.

Lo impactante de la trama es que, tras su investigación, Mullen descubre que el ataque provino desde el interior de la Casa Blanca. A través de una intrincada conspiración, miembros clave del Congreso, incluidos el presidente de la Cámara de Representantes, Richard Dreyer (Matthew Modine), y la hija de Mullen, Alex (Lizzy Caplan), coordinan el ataque junto a figuras poderosas como el magnate financiero Robert Lyndon (Clark Gregg) y la tecnológica Monica Kidder (Gaby Hoffmann).

El ataque de ciberseguridad en Día Cero

Mullen no se entera de la participación de su hija hasta el episodio 6, cuando la trama da un giro dramático. Alex usa una radio CB, la preferida por los conspiradores, para contactar a Dreyer, revelando su implicación en el ataque. Según Eric Newman, productor ejecutivo y cocreador de la serie, este enfoque subraya que no siguieron el esquema típico de los thrillers: "Se supone que hay que empezar por el final y trabajar al revés, pero nosotros no hicimos eso", comentó.

El episodio culmina con Mullen enfrentándose a una difícil decisión: ¿debe proteger al país y ocultar la verdad, o arriesgarse a revelar todo, incluso si esto lo lleva a perder a su hija? Tras una visión de su hijo, Mullen opta por hablar: "Es posible que no recibas recompensa por ello, pero sigue siendo realmente importante", expresó Newman sobre el mensaje final de la serie.

El ataque de Día Cero tiene como objetivo unir a una nación fracturada. Dreyer y Alex, junto con otros colaboradores, no buscan dinero ni venganza, sino reunificar al país, una idea que, según Newman, puede ser la semilla de algunos de los proyectos más oscuros de la historia. Este ciberataque se convierte en la única solución para sacar al país del estancamiento político.

Matthew Modine y Lizzy Caplan, quienes interpretan a los personajes principales, sabían desde el principio que sus papeles estarían vinculados al acto de traición, lo cual fue una sorpresa para muchos seguidores de la trama. A pesar de sus acciones, Alex cree que el ataque era necesario para que Estados Unidos volviera a encarrilarse.