'Sirenas' de Netflix no se filmó donde crees
Aunque parece un paraíso de Nueva Inglaterra, la producción eligió otro rincón costero para rodar esta historia de secretos y poder.
Con apenas cinco episodios, Sirenas se transformó en una de las miniseries más vistas de Netflix desde su estreno el 22 de mayo. Su trama cargada de tensión familiar, lujo y oscuros vínculos emocionales se ambienta en una exclusiva isla que remite al estilo de vida de Nantucket o Martha's Vineyard. Pero en realidad, nada fue filmado allí.
La historia sigue a Devon DeWitt (Meghann Fahy), quien intenta reconstruir su vínculo con su hermana Simone (Milly Alcock) durante un fin de semana que lo cambia todo. En el medio, se cruzan ambiciones, secretos y una jefa implacable: Michaela Kell, interpretada por Julianne Moore.
Aunque la estética de la serie parece sacada de los clásicos balnearios del noreste de EE.UU., el rodaje se realizó en Long Island, Nueva York. Allí, el equipo encontró una serie de locaciones ideales para crear esa atmósfera sofisticada y tensa que atraviesa toda la historia.
¿Dónde se filmó la serie Sirenas de Netflix?
La sede principal fue la Reserva del Parque Histórico Estatal Caumsett, ubicada en la península de Lloyd Neck. Este lugar, de más de 700 hectáreas, aportó no solo paisajes naturales sino también edificaciones coloniales como la Mansión Henry Lloyd del siglo XVIII, utilizada para varias escenas.
Uno de los mayores desafíos del equipo fue encontrar la propiedad perfecta para representar la lujosa casa de los Kell. Tras dos meses de búsqueda, el diseñador de producción John Panino dio con la casa ideal en Northport, también en Long Island. Allí, incluso se construyó un vestíbulo de 18 metros para adaptar los interiores.
Además, algunas escenas se grabaron en Oregon Road, en Cutchogue, una pequeña aldea de la ciudad de Southold. Este sitio costero fue clave para filmar los exteriores del club náutico y de una mansión junto a la playa relacionada con el personaje de Ethan.
Curiosamente, una antigua oficina fue reconvertida por el equipo en una celda de prisión, donde terminan varios personajes a lo largo de la serie. Esta versatilidad arquitectónica fue clave para crear la ilusión de una isla exclusiva donde todo parece perfecto... hasta que deja de serlo.
Así, Sirenas logra engañar al ojo y al espectador: una ficción que parece filmada en Nueva Inglaterra, pero que es puro Long Island. Un escenario perfecto para un drama donde nada es lo que parece.