Un chico malo es una serie israelí que está dando que hablar en Netflix. La historia de Dean, un adolescente en conflicto con todo, mezcla violencia, traición y redención. Pero lo que muchos no saben es que está basada en hechos reales.
El propio creador, Daniel Chen, interpreta al Dean adulto. Y esa no es una elección caprichosa: él vivió gran parte de lo que se ve en pantalla.

Basada en una historia real

Chen fue un chico difícil, marcado por la ausencia de amor familiar y las malas decisiones. Cayó en un reformatorio juvenil donde sobrevivió gracias al humor. Luego, ya libre, convirtió esa oscuridad en material de stand-up.

La serie alterna el presente y el pasado: vemos al adolescente que sobrevive y al adulto que intenta sanar. El foco no está en los delitos, sino en lo que dejó cada experiencia. El humor es la forma que encuentra para procesar el dolor.

Zorro, el compañero que lo cambió todo

En prisión conoce a Zorro, un chico temido pero noble. Esa amistad, tan inesperada como profunda, es una de las columnas emocionales de la serie. Es gracias a él que Dean encuentra una forma de resistir.

Un chico malo no es solo una ficción potente. Es una confesión contada con sensibilidad. Por eso impacta tanto: porque se siente real. Porque lo es.