El 30 de diciembre de 2004, la República de Cromañón se convirtió en el epicentro de una tragedia que marcó a Argentina. Un incendio, provocado por una bengala que encendió el material inflamable del techo, dejó 194 muertos y cientos de heridos. A dos décadas del hecho, persiste una incógnita central: ¿quién encendió aquella bengala que desató el desastre?

En los recitales de Callejeros, el uso de pirotecnia era habitual, alimentado por una cultura que celebraba la adrenalina y la falta de controles estrictos. Videos tomados minutos antes del incendio muestran el ambiente festivo, con bengalas encendidas en un recinto que no cumplía con las normas mínimas de seguridad. Esta normalización de prácticas peligrosas se transformó en una pesadilla cuando el fuego se propagó rápidamente, atrapando a los asistentes entre puertas bloqueadas y una desesperante falta de salidas.

A pesar de años de investigaciones y testimonios, nunca se identificó al responsable directo de encender la bengala. Los juicios señalaron responsabilidades compartidas: Omar Chabán, dueño del boliche, fue condenado por las condiciones inseguras, mientras que la banda Callejeros fue cuestionada por su presunto incentivo al uso de bengalas. Sin embargo, la figura del autor material del hecho sigue siendo un vacío que alimenta el dolor de los familiares de las víctimas.

Mirá este video tomado momentos antes de la tragedia:

El misterio de la bengala no solo expone las fallas del sistema judicial, sino que también refleja una cadena de negligencias sociales y estructurales que hicieron posible la tragedia. Los cambios en las regulaciones de seguridad y la mayor conciencia sobre los riesgos de eventos masivos fueron logros posteriores, pero insuficientes para cerrar las heridas de quienes perdieron a sus seres queridos.

La tragedia de Cromañón sigue siendo un símbolo de lucha y memoria. El enigma sobre quién encendió la bengala es, al mismo tiempo, un recordatorio de las prácticas riesgosas que se normalizaron en su momento y de la importancia de garantizar que hechos así nunca se repitan. La pregunta sigue abierta, y con ella, el clamor de justicia que aún resuena en la sociedad argentina.