No te pierdas el 123 de Rolo Pedrotti

1- Punto cardinal inicial (maru)

Martín Llaryora eligió la ciudad de San Francisco como escenario del traspaso de mando entre él y Juan Schiaretti. No fue azarosa la elección. La carga simbólica radica en que se trata del pago chico y el centro de poder del electo gobernador. Así como De la Sota tuvo su trinchera en Río Cuarto y Schiaretti en la capital, ahora Llaryora busca desde la cabecera del departamento San Justo enviar un claro mensaje de que un nuevo ciclo político comienza desde el Este provincial. El 2024 está a la vuelta de la esquina y el desafío, en pleno escenario de crisis, será inmenso. El nuevo gobernador ya eligió su km cero.

2- Laberinto correligionario (casa radical córdoba)

La UCR transita un derrotero que no tiene fin. A nivel nacional, el triunfo de Milei, un acérrimo anti radical, puso al centenario partido en una importante encrucijada, con bloque dividido en Diputados. En Córdoba, el panorama no es demasiado distinto. Con sendas derrotas en Provincia y Capital, el radicalismo se mueve erráticamente, entre expulsiones (Vice gobernadora Prunotto) y pérdidas parlamentarias, con algunos flamantes legisladores a los que no se lo ve convencidos de integrar el bloque opositor. El año entrante será de fuertes definiciones: se fortalecen, o nuevamente, se desintegran.

3- Arma su juego (Passerini)

El intendente electo de Córdoba empieza a disputar el partido de su vida. Lejos en el tiempo quedó su primera experiencia en Cruz Alta. Ahora, Daniel Passerini, que asume el sábado su gestión en el Palacio 6 de Julio, se juega una final. Será con algún resabio de la gestión Llaryorista, pero también con funcionarios propios. Deberá administrar escasez, como todos. La clave política es que sólo tendrá un ciclo, ya que no puede repetir en la intendencia por haber sido vice. Con esa bala de plata, Passerini pone a rodar la pelota. La provincia siempre está en la mira. El encuentro recién está por comenzar.