Rusia planea tomar el control total de la región de Donbás (este) y el sur de Ucrania: planea establecer un corredor terrestre entre Crimea, la península que los rusos se anexaron en 2014 tras un referéndum ilegal que la comunidad internacional no reconoce, y Donbás, donde están las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk. El objetivo es mejorar el acceso ruso a la región separatista prorrusa de Transnistria, en Moldavia.
Ucrania anuncia que, este viernes, no se abrirá ningún corredor humanitario por “peligro” en las rutas, pero ha hecho un llamamiento para establecer un pasillo en la acería de Azovstal, el último bastión de la resistencia en Mariupol (sudeste), donde calcula que se esconden también unos 1.000 civiles.
La ONU ha documentado la matanza de 50 civiles en Bucha, donde decenas de civiles ucranios aparecieron muertos en fosas comunes tras la retirada de las tropas del Kremlin, a finales de marzo. Además, ha advertido de que los expertos están hallando evidencias crecientes de crímenes de guerra, que incluyen ejecuciones sumarias a civiles y bombardeos indiscriminados.