El Gobierno endureció el control sobre las importaciones “para cuidar las reservas internacionales“, en un escenario de creciente tensión cambiaria y después de las críticas al respecto de parte de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Según el BCRA, las medidas podrían evitar una salida de reservas del orden de los mil millones de dólares mensuales.
La nueva normativa fuerza a las empresas, sobre todo a las más grandes, a conseguir financiamiento de parte de bancos, entidades del exterior, casas matrices y proveedores a la hora de hacer parte de sus pagos. Establece, según el tipo de importación, plazos de financiamiento obligatorio de entre 180 y 360 días para gran parte de las importaciones, aunque con excepciones.
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