1- Sacrificio estival
El cierre de año fue a puro ajuste. Tanto en lo nacional, con el mega DNU de Milei, como en lo provincial, con la movida de Llaryora para los trabajadores estatales. El incremento en los aportes personales de los empleados para la caja de jubilaciones y Apross fue votado en la Unicameral en la última sesión del año. Típico movimiento del peronismo cordobés para implementar cambios polémicos. Los gremios convocaron a una movilización y paro general. El ajuste significa un recorte importante en los cada vez más magros ingresos y un anticipo de lo que será el 2024, signado por el fuego de la crisis.
2- Cárceles podridas
Es cada vez más evidente el estado de corrupción en el que funcionó (funciona?) la institución carcelaria en la provincia. La investigación que lleva adelante el fiscal Enrique Gavier desembocó en la detención del ex titular del sistema, José María Bouvier. Esta semana, fue interceptado un camión con provisiones para Bouwer, con drogas y celulares escondidos entre la mercadería. El estado de situación es alarmante y cuesta creer que semejante nivel delictivo no se haya podido desactivar antes. Si bien el descabezamiento inicial fue importante, el silencio oficial actual no ayuda a esclarecer el tema.
3- Chispazos cordobeses
A pesar de la primera sintonía fina entre Milei y Schiaretti, plasmada en ubicaciones estratégicas en el organigrama nacional, los cortocircuitos no tardaron en aparecer. En primer lugar, se conoció un presunto enojo del León con los congresistas cordobeses por no bancar abiertamente el polémico DNU. En segundo término, la conformación del bloque de 23 diputados integrado por Pichetto, la Coalición Cívica y el schiarettismo terminó de marcar la cancha política. El nuevo espacio nació para frenar la avanzada K, pero seguramente funcionará también como dique de contención de los desmanes libertarios.