1- De traiciones y desmarques
El gobernador cordobés es el principal apuntado por Milei como responsable del fracaso en la sanción de la mega ley. El libertario utilizó todos los insultos que tuvo a mano para atacar a Llaryora y otros mandatarios. Desde traidores o delincuentes, hasta enemigos del pueblo. El presidente dejó entrever que Martín Llaryora habría acordado algo que no cumplió al momento de votar. Saben quienes conocen al líder del panal, que su presunta fidelidad está (y estará siempre) atada sólo a su ambicioso proyecto político. La ruptura estaba planeada para más adelante. La impericia libertaria adelantó los tiempos.
2 – Rodrigo, el equilibrista
El líder de la bancada del radicalismo jugó un rol central en la discusión en Diputados. Rodrigo De Loredo fue, junto a Miguel Pichetto, la voz cantante del colectivo denominado “oposición dialoguista”, que acercó posiciones con el gobierno nacional hasta el fallido final. Sin embargo, De Loredo tuvo que hacer equilibrio permanente entre sus convicciones y las de la otra mitad del partido. Las opiniones del presidente de la UCR, Martín Lousteau y las de Facundo Manes, son difíciles de conciliar con el mandato de los votantes cordobeses. Lo que viene será aún más complejo para la conducción del centenario partido.
3- El control de la noche
Hace ruido la creación del Ente de Fiscalización y Control impulsado por Passerini. El proyecto cuenta con el aval de la gran mayoría del arco político en el Concejo Deliberante y ya obtuvo la sanción en primera lectura. La noche de Córdoba es desde hace años el lugar de los negocios más turbios y oscuros. A esto se suma el escándalo por los certificados truchos de bomberos para la habilitación de comercios, que desató una ola de detenciones el año pasado. Los empresarios apoyan, pero el Suoem se opone. El ambicioso objetivo es controlar el ambiente y lograr que el sistema no se corrompa, una vez más.