1- 100 días moviditos
El arranque de la gestión de Martín Llaryora no tuvo la calma esperada para la continuidad del ciclo peronista, que ya lleva más de 25 años en la provincia. El distintivo principal fue la alta exposición nacional que alcanzó el gobernador, tras la caída de la Ley de Bases, sindicado por el presidente como el gran opositor nacional. Eso trajo ganancia política para Llaryora, pero sufrimiento económico para la provincia, con la caída de fondos y transferencias. En el plano local, el ajuste temprano a los trabajadores estatales, la extensa negociación con los docentes y el flagelo de la inseguridad, marcaron a fuego los primeros 3 meses. Fue un comienzo demasiado intenso. Y todo indica que fue sólo el anticipo de un tiempo más complicado aún.
2- Los ríos color púrpura
La desintegración absoluta de Juntos por el Cambio tras las elecciones presidenciales produjo un profundo cimbronazo en el tablero político local. Los principales referentes opositores continúan hoy enfrascados en el proceso de su reacomodamiento cromático. Luis Juez, principalmente, y Rodrigo De Loredo, más equilibrado, abanderados de la tendencia amarilla a nivel nacional, vienen clarificando a diario su intención firme de acercarse al gobierno nacional. Si bien por ahora descartan un salto partidario, la comodidad de mostrarse cercanos al fervor de los votantes cordobeses los empuja a adoptar posturas libertarias más a menudo. El color púrpura de las encuestas es cada vez más tentador.
3- Retiran embajadores
Como lo determinaron De la Sota y Schiaretti en los últimos años, el peronismo cordobés no tendrá representantes en el congreso del PJ nacional. Llaryora tomó la misma decisión que los padres del ciclo cordobesista. El motivo es claro: entienden que la influencia kirchnerista continúa fuerte en el justicialismo, que sigue en pleno reseteo tras la derrota histórica ante La Libertad Avanza. Lejos quedó aquel episodio aislado en 2020, cuando el inefable Oscar González fuera como enviado al congreso lanzado por Alberto Fernández. Por si fuera poco, el mitin fue convocado ahora por el caricaturesco Gildo Isfrán, eterno hombre feudal de Formosa. En plena reconstrucción del diálogo con Nación, el Panal evitó dar un paso en falso.