1- Negocio redondo
Llaryora festeja. Su objetivo político, que trasciende las fronteras de Córdoba, estaba ligado a lo que pasara en el balotaje. El triunfo de Milei le abre al gobernador electo la puerta del PJ nacional. La ecuación cinematográfica es perfecta: Massa fuera de juego. Un presidente outsider, obligado a hacer el ajuste salvaje y empezar a enderezar la nave. Y si el objetivo no se cumple, un peronismo reorganizado, con Llaryora como jugador central, sale al rescate de la patria en el ciclo 2027. Aunque la gestión provincial ni siquiera arrancó, esa película va tomando forma en la cabeza del nuevo hombre fuerte del panal.
2- Separados por el cargo
La fractura de JxC, y del Pro en particular, comienza a materializarse en el mapa político provincial. Los saltos de Pretto, Prunotto y Arduh al equipo cordobesista fueron la avanzada. Ahora, con Milei en Olivos, son muchos los amarillos puros que ven con buenos ojos alguna dependencia nacional para la construcción de poder. Se sabe que la estructura de LLA no alcanza a cubrir todas las vacantes. Esos espacios serán ocupados por los nuevos convencidos del proyecto libertario. Unos con Llaryora y otros con Milei. ¿Será esa la escena de disolución definitiva del que fuera el principal faro opositor?
3- Armado de centro
El gobernador saliente piensa en un rol nacional activo de cara al 2024. Su idea de frente de frentes, tan rupturista y a destiempo en la previa de las Paso, sigue vigente y a la espera del avance de la nueva gestión libertaria. Los socios para ese espacio nacional serían los mismos: Rodríguez Larreta, Morales, Manes y el resabio del Duhaldismo. Con el certificado de defunción de JxC a nivel nacional, el peronismo en crisis y un gobierno de ultra derecha, Schiaretti entiende que el centro político quedó regalado al mejor postor. Sin funciones en Córdoba, ese armado será su principal objetivo.